Jaume Plensa (Barcelona, 1955) recibió el encargo por parte de Hortensia Herrero de realizar una intervención en el ábside del Palacio Valeriola, zona que comunica el palacio con el patio ajardinado. El propio Plensa bautizó este lugar como el “melic” (“ombligo”, en catalán) del museo, pues, al igual que esta parte del cuerpo humano, tiene un tamaño pequeño pero está en el centro del mismo. Plensa optó por inundar las paredes de este espacio semicircular con una serie de letras provenientes de muy distintos alfabetos con las que intenta enviar un mensaje universal. Para Plensa, cada letra tiene una belleza única pero todas juntas son una muestra de la diversidad del mundo y de la convivencia entre distintas culturas. Hasta este momento, había utilizado las letras de muy diversas formas, bien fuera en cortinas, en gongs o en el cuerpo humano, pero en esta intervención en el CAHH es la primera vez que las instala en una pared.